La Triada Trágica

Logoterapia Sentido de vida Valores

En la vida, existen tres sucesos de los que no podemos huir: El sufrimiento, la culpa y la muerte. ¿A quién le agrada sufrir?, ¿a quién le es fácil asumir sus culpas?, ¿quién no teme a la muerte en algún momento de su vida?

Sin embargo, si la vida tiene siempre sentido y tanto el sufrimiento, como la culpa y la muerte son parte de la vida, entonces, esta triada también tiene sentido. El reto es captarlo y responder, responder desde nuestra libertad y con responsabilidad, haciéndonos cargo de lo que toque.

El sufrimiento, ese que surge por un malestar físico o psicológico, por una enfermedad, una pérdida, un desamor… siempre llega para mostrarnos lo que es valioso. ¿Cómo no sufrir al perder algo importante?, ¿cómo no sentir dolor si algo o alguien significativo nos genera un daño? Pretender sentirnos bien todo el tiempo no es compatible con nuestra propia naturaleza. Por eso, toca aprender a darle lugar al sufrimiento. ¿A qué me invita?, ¿para qué lo estoy viviendo?, ¿qué de valioso descubro en esta experiencia?, ¿qué está en mis manos hacer? son preguntas que podemos plantearnos para poder responder con sentido a ese sufrimiento.

La culpa es esa que llega como consecuencia de haber dañado o perjudicado a alguien o algo. ¿Qué podemos hacer frente a ella? Tal vez, pedir perdón, reparar como podamos, cambiar y mejorar como personas. Puede llegar, también, para generarnos ese dolorcito que, a veces, es necesario para hacernos responsables y tomar acción.

En otras ocasiones, llega solo para hacernos sentir que no hay espacio para el error y para que carguemos pesos que no son nuestros. Entonces, ¿de qué me doy cuenta a partir de esta vivencia?, ¿acaso estoy jugando a ser perfecto?, ¿tal vez, a quien toca perdonar es a mí mismo? son preguntas que podemos plantearnos para captar sentido en esa culpa.

La muerte, la temible muerte, la que llega a veces sin avisar, la que es desconocida y evitada… Hablar de ella puede ser incómodo, pero es necesario. Si supiéramos que vamos a morir, tal vez, viviríamos distinto. Lo cierto es que Vamos a morir. Aunque no sabemos cuándo, es una certeza. Sin embargo, qué bueno que exista, porque, de no ser así, ¿qué sentido tendría vivir? No importaría el tiempo ni lo valioso.

La muerte nos ubica. En situaciones límite, no importa nada más que lo realmente significativo para nosotros. ¿Y qué es todo eso? Para algunos, será la familia, los amigos, la misión personal, algo que tal vez se estuvo postergando. Muerte, ¿cómo me invitas a vivir?, ¿para qué existo?, ¿cómo puedo aprovechar el tiempo?, ¿qué de valioso hay en mi vida?, ¿qué es eso que me cuesta más perder?

Finalmente, creo que, después de todo, esta triada no es tan trágica.