Una de las mayores certezas que tengo es que nuestra vida tiene sentido y una forma muy concreta de experimentar ese sentido es viviendo el amor.
Si nos ponemos a analizar nuestra vida, nos daríamos cuenta de que son justamente las relaciones amorosas que tenemos las que le suman valor. Y, cuando digo “relaciones amorosas”, no me refiero necesariamente a las de pareja, sino a cualquier relación con una persona que es amada por nosotros y por quien somos también amados.
En la logoterapia, vemos, como parte de la capacidad de Autotrascendencia, la capacidad de Entrega, esa capacidad que implica dar-te, entregar-te, donar-te, hacia una tarea, misión, persona. Es aquí donde considero que el Amor es protagonista, porque pienso que el Amor es ese motor que invita y hace posible el despliegue de esa capacidad.
Sin amor, por ejemplo, un acto de generosidad podría ser solo un acto de vanidad, un acto que busca reconocimiento, un acto que tiene como objetivo recibir algún beneficio. Sin embargo, el amor hace de ese acto uno auténticamente generoso, desinteresado, orientado hacia la persona que es beneficiada. Y es, justo ahí, donde el sentido se realiza y donde el corazón, como consecuencia, se llena.
Por eso, basta con abrir los ojos y ver a nuestro alrededor para darnos cuenta de las muchas oportunidades que tenemos para responder con sentido a través del amor, en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestra sociedad, en nuestro país, en este mundo. Solo es cuestión de dejarnos afectar por las necesidades que vemos y por las invitaciones que la vida nos hace para empezar a entregarnos.
